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Várices Esofágicas Potenciales Enemigas Mortales

Este padecimiento es precursor de graves problemas hepáticos, pero pueden ser controladas con el tratamiento adecuado

 

Quetzaltenango, Guatemala (27/05/2019).-

 Sin dolor ni síntomas que puedan indicar su presencia, las várices esofágicas son potencialmente mortales e indicativas de graves problemas hepáticos, pero pueden ser controladas con el tratamiento adecuado.

 

Los síntomas se manifiestan a lo largo del esófago, tubo muscular que va de la garganta al estómago, entre los cuales podría suscitarse sangrado.

La complicación más grave de las varices esofágicas es el sangrado, ya que los pacientes pueden vomitar grandes cantidades e incluso morir por el paso del líquido a las vías respiratorias.

 

Dicha deformación de las venas se presenta en 85 por ciento de las personas con "cirrosis hepática", enfermedad que ataca al hígado y que sustituye tejido sano por uno necrosado, con fibrosis o nódulos, e impide la correcta circulación de la sangre y complica el proceso metabólico y sintetizador que realiza.

 

  Moreno resalta que el método más común e ideal para el diagnóstico de dicho tipo de varices es la realización de una endoscopía, estudio que permite ver el tamaño de las venas, la porción que abarcan del esófago y si ya tienen presencia en el estómago.

 

Es importante detectar y otorgar un tratamiento adecuado a quien padece várices esofágicas, ya que su presencia compromete la vida del paciente hasta en 60 por ciento.

 

  Aunque se presentan principalmente en casos de cirrosis hepática, existen otras causas como la Hepatitis C, hipertensión portal y la generación de trombos o coágulos con mayor facilidad en la vena porta, lo que da como resultado este padecimiento.

 

"Cualquier tipo de enfermedad hepática crónica puede provocar várices esofágicas, mismas que pueden manifestarse en la parte superior del estómago y estas se catalogan principalmente por su tamaño, se miden en pequeñas y grandes, mientras más grande es, mayor el riesgo de sangrado", alerta.

 

Uno de los principales problemas de este padecimiento es la falta de un diagnóstico oportuno, pues sólo se detecta cuando las várices se ubican en un proceso ya muy avanzado.

 

"El diagnóstico de cirrosis se hace mediante FIBROSCAN que es la prueba por excelencia y no es invasiva, la cual la puede realizar en nuestra clínica asociada (www.hepato-scan.com).

Las principales causas de la cirrosis en Guatemala son por alcoholismo y infección por virus de Hepatitis C, y se estima que en los próximos años las principales sean a consecuencia de la diabetes y síndromes metabólicos.

 

Guatemala es uno de los países con muchos problemas de obesidad, y esta se convierte en puerta de entrada para estos padecimientos y principalmente en el desarrollo de cirrosis y por ende de várices esofágicas.

 

"La calidad de vida de un paciente depende de los cuidados que se le otorguen, y aunque en los casos de pacientes con cirrosis por alcohol la mortalidad es baja y si esta descompensado y el hígado no funciona bien, la mortalidad llega a ser aproximadamente de 3.4 por ciento anual, es decir se triplica".

 

Par evitar la principal enfermedad que la produce (cirrosis), se deben reducir los factores de riesgo con una alimentación sana, mantener un peso adecuado, reducir los consumos de alcohol y estar vacunado contra la hepatitis o hacer una oportuna detección del virus de la Hepatitis B o C, además de revisar los niveles de glucosa, colesterol y presión arterial, recomienda.

 

¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?

Para el diagnóstico de la presencia de varices esofágicas es necesaria la realización de una endoscopia digestiva, que consiste en la introducción de un endoscopio, aparato provisto de un sistema para la visión del interior del aparato digestivo. La endoscopia permite reconocer no sólo la presencia de varices, sino su tamaño y el grosor de su pared.

 

Se recomienda la realización de una endoscopia en el momento del diagnóstico de cirrosis hepática.

 

Si no existen varices en ese momento se debe repetir la exploración a los dos años. Si las varices son pequeñas, debe realizarse una exploración al año para determinar el posible aumento de tamaño.

 

Si las varices son grandes se debe recomendar iniciar tratamiento. En caso de que la primera manifestación de las varices esofágicas sea un episodio de hemorragia la realización de una endoscopia precoz es esencial para el diagnóstico y el tratamiento.

 

¿QUÉ TRATAMIENTOS PUEDEN UTILIZARSE?

El tratamiento de las varices esofágicas es diferente en cada situación clínica. Se deben diferenciar tres situaciones diferentes.

 

1. Pacientes con varices esofágicas que no han sangrado nunca. En caso de que en la endoscopia se demuestren varices de gran tamaño se debe iniciar lo antes posible tratamiento. Los medicamentos recetados actúan a través de una disminución de la presión de las varices y reducen de manera considerable el riesgo de hemorragia y el de fallecimiento. Su dosificación debe ser cuidadosa, dado que cada paciente requiere dosis diferentes de acuerdo a la gravedad de la enfermedad hepática. En ocasiones (insuficiencia cardiaca, enfermedad respiratoria grave) estos fármacos están contraindicados o son mal tolerados; en estos casos existe la posibilidad de recurrir al tratamiento mediante ligadura endoscópica. Esta técnica consiste en estrangular las varices mediante unos aros de goma que se insertan en el transcurso de una exploración endoscópica. El objetivo de esta técnica es hacer desaparecer las varices o disminuir mucho su tamaño. Generalmente son necesarias varias sesiones para conseguir estos objetivos.

 

2. Hemorragia por varices. La hemorragia por varices es una urgencia médica y su tratamiento debe realizarse de manera precoz y preferentemente en centros con experiencia. En estas circunstancias el tratamiento se debe dirigir tanto al control de la hemorragia, como a la prevención y terapéutica de las complicaciones asociadas.

 

3. Prevención de nuevos episodios de hemorragia por varices. En pacientes que han sangrado previamente el riesgo de presentar nuevas hemorragias es muy alto (cerca del 70% al año), de tal manera que es esencial establecer un tratamiento encaminado a prevenir este riesgo. Como en el caso de la hemorragia aguda existen dos alternativas de tratamiento: el tratamiento con medicinas y el tratamiento endoscópico.

 

Dr. Fabricio Alvarado

Gastroenterólogo – FellowShip FibroScan – Diagnóstico de Higado

 

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